De pactos y deseos cumplidos: demonios, genios y otros

Como ya les dije en la entrada anterior, era una pista para el tema que quería tratar hoy. Se trata de una temática que ha dado pie a historias muy buenas en la literatura, y se considera un argumento por sí mismo: el asunto de pactar o pedir deseos, especialmente a entidades sobrenaturales, con sus consecuencias (buenas y malas). Si bien es un tema que podría considerarse «gastado», en el Cuento de Octubre vimos a Neil Gaiman dándole un giro simple pero interesante. Y es que en la literatura, mis amigos, nada está demasiado usado como para no poderse rescatar. Acá tenemos varias opciones. En esta entrada analizaremos dos, las más usadas. Así que, vamos allá.

Los Pactos con el Diablo o Pactos Fáusticos

Esto se puso muy de moda especialmente en la Europa Occidental ya cristiana, que creía en la brujería y otros negocios turbios de ese tipo. Si bien la idea de pedir un favor a una entidad a cambio de algo ha estado presente desde que se inventó la religión, no siempre ha sido visto tan negativamente. Existe la historia oriental del príncipe Zohac, surgida de la tradición mítica de Persia e incluida en la epopeya nacional del Shâhnameh o Libro de los reyes (hacia 1000 d.n.e.). El demonio Iblis seduce al príncipe con la promesa de que lo elevará más alto que el sol y le otorgará su poder… a cambio de que mate a su padre, crimen que no duda en consumar. El mismísimo Nuevo Testamento presenta al Diablo tentando a Jesucristo. O sea que la cosa viene de atrás, aunque el pensamiento generalizado de que obtener recursos de esta manera es estrictamente negativo y se paga un precio de por vida, como condenar el alma al sufrimiento eterno etc, es mas bien cosa de la doctrina cristiana. Ya en el siglo VI, la versión griega de la historia de Teófilo de Adana cuenta una historia de Pacto Faústico.

La idea fue evolucionando hasta convertirse en lo que conocemos hoy: la persona convocaba a algún demonio, o era sorprendida y tentada por este. Se le concedía lo que más deseaba su corazón, y a cambio llevaba a cabo una serie de actos que condenarían su alma para siempre. Podría llegar hasta sacrificarle niños o consagrárselos al nacer. También se suponía que participaría en aquelarres y todo tendría un componente sexual (en especial, si el que hacía el pacto era mujer). Se esperaban orgías y otras «indecencias», relaciones sexuales con demonios y concebir descendencia con los súcubos e íncubos. Yo a eso le digo fantasías de mente calenturienta, pero quiénes somos para juzgar.

El pacto puede ser oral o escrito. El oral se realiza mediante invocaciones, conjuros o rituales, es la mejor manera de que no quede evidencia. De cualquier manera, la inquisición encontró una manera de demostrarlo: si usted tenía una peca, lunar o mancha en algún sitio, pues listo, a la candela. Se suponía que el Diablo lo había besado allí para cerrar el trato. Qué besucón el Satanás. El pacto escrito atraería al demonio de la misma manera pero incluiría un contrato firmado con sangre, aunque en último término afirmaban que bastaba con haber incluido el propio nombre en un cierto Libro Rojo de Satán.

La literatura religiosa presenta casos de monjes o santos lo suficientemente poderosos como para «salvar» el alma de los pactarios arrepentidos, lo cual da una esperanza y evidencia la eterna misericordia de Dios (esa misma que sus seguidores rara vez manifestaban). La literatura profana, por otro lado, se enfoca en el «tira y jala» entre el Diablo y el pactario que piensa ganarle a base de ingenio, o ya directamente en la inevitabilidad del castigo. Las mejores historias, en mi criterio, son las de «cuidado con lo que deseas», donde el pactario no solo pierde el alma al final, sino que el deseo trae implícito el castigo. Pero de eso hablaremos en breve.

Djins o ifrits (los famosos genios, vamos)

Quién no conoce esta historia: una lámpara que se frota, sale un genio y te condece tres deseos. Muy Disney todo, excepto porque probablemente esa sea la versión más aburrida de algo que es mucho más interesante.

Los genios, djinn o jinn, incluso efrits o ifrits son espíritus de la mitología árabe preislámica. Se trata de un pueblo de criaturas sobrenaturales con poderes extraordinarios, entre los cuales se incluye el conceder cualquier deseo a los mortales. Fueron adaptados dentro de la teología musulmana, a veces como interpretación de los dioses menores o espíritus de otras religiones. En algunas fuentes he encontrado una diferenciación entre djinn e ifrits basada en su naturaleza: los ifrits son más «malos», más rebeldes, más feos y menos dados a obedecer a la gente. También, basada en el elemento que predomina en ellos: los djinn son seres «de agua», «de viento» o «de tierra», cada uno con sus características, mientras que los ifrits son seres «de fuego» y, como tal, lo mismo pueden ser útiles que destructivos pero, en cualquier caso, imprevisibles.

La historia más generalizada sobnre este tema se puede leer en Las Mil y Una Noches: en algún momento, estos genios se rebelaron contra el poder de Allah y su castigo fue ser esclavizados. Soleimán ben Daud (el famoso rey Salomón) los encerró en espacios pequeños como lámparas y botijas, que selló con un conjuro irrompible desde dentro o por otros genios. Luego mandó a echar estas miles de vasijas al mar y los ríos. Si un humano tiene la suerte (a veces, desgracia) de toparse uno de estos recipientes y abre el sello, le pueden pasar dos cosas. La primera, encontrarse a un esclavo djinn dispuesto a cumplir con su trabajo, o sea, concederle al ser humano todo lo que pida mientras sea propietario de la vasija. La segunda, encontrarse a un djinn menos benévolo o a un ifrit, que haría lo mismo, pero utilizando los deseos para revertirlos y convertirlos en cosas malas. Gente chévere como no hay otra, los ifrits estos.

Ah, importante: no hay límite en los deseos. Usted puede pedir lo que le dé la real gana. Otro humano, su gran enemigo, puede robar la vasija y pedir que lo destruya y el genio lo hará, porque su fidelidad no es hacia un humano específico, sino hacia la vasija que lo contiene. Yo les recomiendo de corazón que se lean la historia original de Aladino porque esa sí da deseos de tener un genio.

Historias e inspiraciones

Esta es la parte que más me gusta. Supongo que en materia de pactos con el diablo, se lleva la palma el Fausto. Pero hay otras historias que vale la pena tener en cuenta. Comienzo con uno de mis cuentos favoritos, en cualquier género y de cualquier época: el inigualable «El diablo en la botella«, de Stevenson. Es una maravilla de cuento. También, de terror clásico, «El convenio de Sir Dominick«, de Joseph Sheridan Le Fanu. También es muy bueno «El joven Goodman Brown«, de Nathaniel Hawthorne. Más moderno es «Un pacto con el diablo«, de Juan José Arreola. Llevado a la Ciencia Ficción, tenemos a Isaac Asimov con «El artilugio tridimensional«. En materia de novelas, vamos, ¿quién no ha oído hablar de «El Maestro y Margarita«? Si no la han leído, este es el momento. Y bueno, quién que guste del cómic no conoce la historia del Ghost Rider. Tienen que haber más, y yo acepto encantada las sugerencias. Pero estas entradas las redacto con la ayuda de mi pobre memoria, y en ella se quedan solo las cosas más impactantes.

Aquí supongo que debemos empezar a hablar de pactos indirectos. A veces, no se te aparece el Diablo en persona, con toda pompa y platillo, sino alguna versión un poco más «modesta» (y a veces más jodedora). En otras palabras: los deseos pueden salir muy mal, o uno puede meterse en un hormiguero sin saber lo que está haciendo. En ese sentido, recuerdo «La Venus de Ille«, de Prosper Mérimée y «La pata del mono«, de W.W. Jacobs. Nada, hay mil maneras de tratar este tema, mil puntos de vista. Solo hay que saber usarlos.

Sobre djinns y efrits, señores, hay que leerse Aladino, el original. Este cuento es una de esas maravillas que al terminarlo hay que parar de leer, cerrar los ojos y luchar a favor o en contra de la sobredosis de imaginación que nos regala. Yo no me canso de leerlo. Ya vimos a Neil Gaiman, pero en American Gods, una de sus novelas más famosas, también aparece un genio (sospecho que es un ifrit). De hecho, en su comic más famoso, The Sandman, en más de una ocasión el protagonista hace de entidad que concede deseos o con la que se pacta. Ahora bien, si usted es cubano o tuvo algún roce con la literatura del campo socialista, es muy probable que haya oído hablar de «El viejo djin Jottábich«, una historia divertidísima.

Curiosamente, ahora mismo recuerdo más referencias televisivas o ciematográficas de este tema, que literarias. Por ejemplo, en Expedientes X hay un capítulo muy bueno con una genio muy jodida, y estoy muy segura de que en Supernatural tiene que haber salido alguno (porque, a ver, ¿qué no salió en Supernatural?). Pero no recuerdo muchas más. Jummm. Curioso.

Nada: se aceptan sugerencias.

Y sí, la investigación sobre genios y pactos tiene su justificación, como mismo las tres entradas raras sobre las Extinciones Masivas. Las búsquedas de un escritor son una cosa muy loca. Entonces, hasta que nos volvamos a encontrar.

7 comentarios sobre “De pactos y deseos cumplidos: demonios, genios y otros

  1. Hola, María Jesús.
    Una entrada muy interesante y maravillosamente trabajada.
    La verdad es que es un tema apetitoso para escribir sobre él. Además, creo que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos deseado tener a mano algún geniecillo o demoniete que nos saque de un apuro o nos resuelva la vida. Tampoco ninguno se para a pensar en las consecuencias. Somos así de ingenuos.
    Me apunto todas las obras recomendadas y añado la que acabo de leer hace poco:
    «EL DEMONIO DE PRÓSPERO», de K.J. Parker
    No es un modelo de Fausto, pero es divertida y trata, de alguna forma, de los pactos con entidades poco angelicales. 😜
    Felicidades por la entrada y gracias por una información tan apetitosa.
    Un abrazo.

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  2. Existe la leyenda urbana en Estados Unidos de Robert Johnson, un músico de blues que influenció desde The Beatles a Eric Clapton ( Crossroads es un cover a Johnson ). La leyenda dice que el hombre le vendió el alma al diablo para conocer los secretos del blues. Hay un manga, llamado Me and the devil blues, que narra la historia. Está infelizmente inconcluso. La otra recomendación es Berserk. Es un manga épico que va de un pacto con el diablo que hizo un caudillo medieval. Su ambientación ha influenciado juegos como la saga Souls.

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