Top 10: los mejores malos remalos (parte I)

Hooola, ¿cómo están? ¿Pasaron bien las fiestas? ¿Empezaron con buen pie el 2022? Yo sí, y ahora más porque voy a cumplir mi promesa y hacer mi lista de villanos favoritos. Acá hay gente del cine y la literatura, y estoy segura de que lograremos colar a alguno de comic. Vamos a organizarlo así: primera parte, los de la literatura. Segunda parte, los del cine. Quizás incluso una tercera, si el morbo nos lo permite, sobre villanos reales que en su momento acabaron y le darían miedo a cualquiera. Me dicen en los comentarios si les interesaría. A petición de un amigo, pondré este cartelito, no sea que alguien considere que doy muchos detalles. Yo creo que no, pero por si las moscas.

Me diseñaron esto expresamente para advertirles jjj

Así pues, vamos allá.

No. 10: Dolores Umbridge (Harry Potter)

Olvídense de Lord Voldemort. El villano más odioso y odiado de esta saga es, sin lugar a dudas, esta cosa maligna y despreciable que se disfraza de trajes rositas y, para vergüenza de todos los amantes de los gatos, es una de nosotros. Y Harry Potter no se queda corto de malos, eh. ¿Soy yo la única que odia más al tío Vernon y a la periodista esa, que al mismo Voldemort? Estos malos cotidianos son más insoportables, y Umbridge es la cereza del pastel. Roña eterna que le tengo. Asco de persona.

No. 9: Inspector Javert (Los miserables)

Es mi personaje favorito de toda la novela. Victor Hugo lo creó a la medida para que nos hiciera revolvernos, incómodos, ante lo profundamente humano de sus defectos. El inspector Javert es malo porque es inamovible. Tiene unos principios muy claros, que mantiene hasta cuando la evidencia le demuestra que no son correctos. Y hace lo que sea para seguir esos principios, porque, según él, está haciendo lo correcto para él y para la sociedad. ¿A que da miedo? ¿Y por qué da miedo, a ver? Ya les digo yo: porque absolutamente cualquiera de nosotros podría convertirse en un Javert. Porque los peores villanos reales de la humanidad han sido como Javert. Porque los Javerts son los seres más peligrosos de cualquier sociedad, y estamos rodeados de ellos.

A veces no hace falta andar cortando cabezas con una motosierra para ser un villano terrible.

No. 8: Lady Macbeth (Macbeth)

Esta señora es de armas tomar. Aparece en la tragedia de Shakespeare, y si bien pudiera decirse que el protagonista es su marido, a mí la que me gusta es ella. ¿De qué va la historia? Lady Macbeth convence a su esposo, un importante señor escocés, para que asesine a su rey mientras duerme bajo su techo. Vamos, ningún sentido de la hospitalidad y la decencia. Con esto comienza un periodo catastrófico, pues para obtener y mantener la monarquía tan suciamente alcanzada, Macbeth tienen que mentir, manipular y asesinar a mucha gente.

Tras la muerte del rey, el papel de Lady Macbeth se reduce: ha creado a un monstruo, y ella misma se abruma ante la maldad y la locura que van creciendo en su marido. Para los estudiosos, Lady Macbeth simboliza el conflicto entre el ideal femenino de bondad y compasión y el defecto “masculino” de ambición desmedida e inhumana. Sea como sea, es un personaje icónico y magnífico.

No. 7: Annie Wilkes (Misery)

De esta villana creada por Stephen King ya hablamos en una entrada anterior. Una psicópata muy bien construida, que alterna momentos de euforia y relativa bondad, con otros de depresión absoluta, con otros de energía asesina. Annie es capaz de matar a todo el que considera “demasiado débil” para vivir, entre lo que se incluye bebés y ancianos; es capaz de torturar “por su bien” a su autor favorito y, en general, es alguien a quien no soportaría cruzarme por la calle pero, y esto es lo mejor del caso, como villano es excepcional.

No. 6: Profesor Moriarty (Sherlock Holmes)

No sale mucho, pero se va construyendo su atmósfera de una manera magistral y cuando finalmente aparece es un descubrimiento. El malo remalo, el rey de los delincuentes en toda Europa, el genio que utiliza su brillantez para que otros hagan las cosas más terribles, el tipo que mueve los hilos que solo él ve. Personalmente, no me han gustado las adaptaciones de Moriarty a la pantalla, pienso que se le quita mucho, que no se le da la suficiente importancia a un hombre de quien estaba asustado el mismísimo Sherlock Holmes. Un hombre que casi lo vence, por cierto. De hecho, lo venció: Arthur Conan Doyle mató a Sherlock en su enfrentamiento con Moriarty. Que lo haya revivido después, por la presión del público, es otra historia. Para todos los efectos, la intención original era que estos hombres, al no poderse vencer, quedaran en tablas anulándose mutuamente.

No. 5: Cthulhu (Los mitos de Cthulhu)

Este personaje de Lovecraft es sin dudas el más memorable de todo su panteón, y los dioses saben que el panteón de Lovecraft es temible. Aparece en varios relatos, es uno de los dioses/entidades extraterrestres, llegados a la Tierra hace eones, “antes del tiempo”, mucho antes que los humanos. En “La llamada de Cthulhu”, es descrito como una criatura de dimensiones gigantescas, claramente caracterizado por rasgos acuáticos, como su cabeza de pulpo, lleno de seudópodos y de cuerpo alado parecido a un dragón. Una cosa tan fea, desagradable y terrorífica que incluso cuando no se ha visto provoca un miedo ancestral sin comparación. Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn. Está en esta lista sobre todo por la influencia que tiene en la cultura popular.

No. 4: Mr. Hyde (El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde)

Este personaje de Stevenson nos gusta porque es la maldad absoluta. Sin matices, sin grises, sin nada que se pueda amar. La historia todos la conocemos. El Dr. Jekyll, un hombre en esencia bueno, decide crear una bebida capaz de separar al ser humano y convertirlo en dos: su esencia bondadosa, también sin matices y sin grises, y su lado malo. El objetivo, claro está, era librar a la humanidad de sus males. Hasta ahí todo bien, pero la cosa le salió mal, y comenzó a transformarse, cada vez más seguido y fuera de su control, en su lado malo. Este hombrecito, Mr. Hyde (este apellido se acerca fonéticamente al verbo hide, esconder en inglés, haciendo referencia a este lado oculto que llevamos a cuestas), es un bicho repugnante al que no hay por donde tenerle aprecio. La maldad absoluta y la dualidad humana, perfectamente retratados. ¿Qué más podemos pedir?

Acá siento que debería mencionar a un malo similar, Dorian Grey, pero no lo haré porque al final la esencia es muy parecida y Hyde me gusta más. Ya hablaremos acá de Dorian Grey, en alguna entrada.

No. 3: Jean Baptiste Grenouille (El perfume)

Uno de esos que quisiera haber escrito yo. Es maravilloso desde todo punto de vista. Es un psicópata de tomo y lomo, cuya naturaleza es tan, pero tan distinta a la de todos nosotros, que no parece humano. Patrick Süskind hizo algo sublime: le dio una historia desgarradora que de cierta manera lo justifica, pero logró manejarla de manera que no le sintamos ninguna lástima, ni lo lleguemos a justificar, ni podamos identificarnos con él. Al mismo tiempo, nos es imposible sentir odio por Grenouille porque es como un animalito: no podemos odiar a un tigre porque mate gente. No se lee como humano. Es imposible de humanizar. Hay algo a lo que yo llamo el Efecto Hannibal (ya, ya llegará Hannibal, denme un minuto), que es cuando leo o veo a un malo y en vez de resultarme repugnante, terrorífico u odioso, me interesa tanto que incluso llego a ponerme de su parte. Pues eso me pasó con Grenouille.

No. 2: Marquise de Merteuil (Las amistades peligrosas)

Choderlos de Laclos se lució al crear a esta mujer. Es de lo más terrible que he visto. No, en serio, lo es. Entra en la categoría de lo que yo llamo “villanos cotidianos”, o sea que no la vas a ver por ahí arrancando cabezas ni queriendo dominar al mundo, pero el daño que hace entre los que tienen la desgracia de cruzarse con ella es casi peor. Por dios, la tipa llega a orquestar una violación. Nunca había visto una hipocresía tan completa, y es por eso que esta señora, con todos mis respetos, ocupa en segundo lugar en esta lista. Es una de esas villanas con las cuales no logro identificarme ni así me vaya la vida en eso, y sin embargo es muy humana, muy bien construida.

Lo que más amamos y odiamos de esta mujer es que no es una psicópata, ella no vino al mundo con esa carga, sino que se entrenó para serlo. Su falta de remordimientos, de empatía, su completa manipulación de las personas a su alrededor, su imposibilidad de sentir nada bueno por nadie aparte de ella misma, son fruto de un constante entrenamiento consciente que se impuso para triunfar, para ser superior. Este personaje mató a conciencia todo lo bueno que pudiera haber en ella. Su motivación ni siquiera es medianamente noble: ella no intenta justificarse, no quiere que la perdonemos. Ella es como es. Eso la hace tan memorable.   

No. 1: Hannibal Lecter (hay toda una saga)

Por este bauticé al Efecto Hannibal. Porque lo amo. Porque quiero que gane, y a la vez, me daría pánico topármelo por la calle. Porque lo que hace está mal desde todo punto de vista, es perturbador y en buena medida asqueroso, y sin embargo uno lo admira. A ver si entienden hasta que punto me gusta. Yo vendería mi alma por haberlo escrito. Tal cual.

Hay toda una saga que detalla a este hombre diabólico, pero donde más se puede ver su capacidad es en el libro llamado sencillamente Hannibal. Aquí sabemos hasta qué punto este hombre es brillante. Su cultura, el refinamiento de sus gustos, la exquisitez de su cortesía (cuando no está preparándolo a uno a la parrilla, claro). Y tan redondamente peligroso que con un lápiz dejaría como un niño de teta al John Wick. Lo mejor que tiene es su brújula moral. El hombre no elimina por eliminar, sino que mata a las personas que, desde cierto punto de vista, le resultan despreciables. Gente sin cortesía, villanos cotidianos, pederastas, otros psicópatas, policías corruptos, cazadores ilegales, gente que amenaza la belleza y el buen gusto en general… ¿Y saben qué? Pues que por sus víctimas no logro sentir ninguna lástima.

Y es que Thomas Harris logró manejarlo todo de manera que un caníbal nos cae mejor que la gente normal. Quítense el sombrero ante semejante ocurrencia. Que si nos cae bien el monstruo es porque algún tornillo tenemos medio flojo. Y si, como a mí, la escena en que Hannibal le hace una lobotomía a un tipo vivo y cocina sus sesos en una receta sublime que nos hace la boca agua, mientras el tipo se desgañita y dice “qué bien huele”, les parece la cosa más fascinante que alguna vez han leído, vayan a terapia, urgente. Como hice yo.

12 comentarios sobre “Top 10: los mejores malos remalos (parte I)

      1. Ufff yo cogí un crush brutal con ese hombre en esa película. El libro tampoco me gustó mucho, la literatura epistolar no es lo mío. Pero en efecto él fue magistral.

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    1. No tengo tanto conocimiento en ese campo como para hacer una lista completa, pero te sugiero algo: haz tu lista y yo te la publico. Claramente, te doy el crédito. La variedad de opiniones es algo importante. Piénsalo.

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